ALSur, la novel agencia literaria venezolana presentó su primer libro entre amigos, conversa y café
Por Lenin Brea
Huir, pero al frente de la batalla por el florecer del mundo editorial venezolano; hacerlo bajo la conciencia de que el porvenir depende del apoyo que demos a nuestros escritores; concebir este nosotros de manera amplia y en la tradición que una vez resonó en el boom latinoamericano. Huir al frente de combate, con las tácticas y estrategias que definen la actualidad editorial del mundo que habitamos, tales fueron algunos de los conceptos que dejó la presentación del segundo libro de José Bracho Reyes, El viajero que huye. Imposturas, decepciones y café.
El acontecimiento tuvo lugar el 6 de diciembre en la librería/editorial Kalathos, ubicada en el Centro de Arte Los Galpones. De entrada, el espacio se prestó para el disfrute de los cinco sentidos, concepto que determinó la presentación. No podía ser de otra manera, dada la forma de trabajar de la novel Agencia Literaria del Sur, encargada de publicar el trabajo de Bracho tanto como de darlo a conocer, pues su estrategia se basa en adecuar los eventos a la personalidad de sus autores y el contenido del libro.
La presentación tuvo lugar en un ambiente fraterno, el compartir de la palabra estuvo a cargo de Dannybal Reyes, presidente de la Agencia y fundador de la editorial Senzala; Jhonny Balza, diplomático y luchador social; Yanuva León, editora, correctora, poeta y miembro del equipo de la Agencia, y de su protagonista, José Bracho, diplomático de amplia trayectoria entre otros oficios.
Sin ocultar su felicidad, Dannybal Reyes habló de la necesidad de apoyar lo nuestro, “promovemos el trabajo de más de veinte escritores venezolanos en diversos géneros”. También destacó la importancia de sumar esfuerzos para apalancar el campo editorial nacional. Entusiasta afirmó: “Este libro y este acto son ejemplos de cómo, sumando esfuerzos, podemos impulsar la edición en nuestro país”.
Definió El viajero que huye… como un libro sobre lo público, “escrito desde la proximidad y franqueza reflexiva que solo es posible entre los buenos amigos que saben disfrutar de una tarde de café”.
Seguidamente tocó el turno a Balza, prologuista de la obra y tan maracucho como viejo amigo de Bracho. Habló de la sinceridad y voluntad de verdad que anima la pluma del diplomático y escritor: “Este libro es un látigo para la conciencia, plantea inquietudes e interrogantes que permiten enjuiciar tanto el ayer como el hoy”.
Además, resaltó la especificidad del objeto presentado: “este libro se presta al manoseo, palabra que es muy hermosa por su significado a pesar del desprestigio que pesa sobre ella”.
Ciertamente se trata de un objeto que se distingue en el abigarrado mundo de la mercancía libro: siguiendo el concepto del texto que soporta, su cubierta, compuesta de tapas plegables, simula una valija, y a lo interno contiene detalles gráficos que refuerzan la idea.
La Agencia Literaria del Sur y su sello editorial, Senzala, han comprendido que en un mundo donde lo virtual se impone en muchos aspectos a lo físico, un libro debe ser algo más que un simple contenedor de discurso, un objeto bello en sí mismo, que no solo conmueva a la vista sino también al tacto.
Mientras Balza hablaba, uno de los temas del libro comenzaba a cobrar materialidad en la sala. Primero fue el sonido de un moler que pronto se transformó en penetrante olor a café. Una variedad de blend catuaí, bourbou y caturra, de cosecha nacional, se colaba mientras Balza cedía la palabra a Yanuva León.
León habló del desafío que representó la corrección del libro. “Bracho tiene buena pluma, pulir el texto no fue nada difícil en términos de estilo ni tampoco ortográficos”. La dificultad la planeaba la imposibilidad de sostener una lectura de correctora, a la caza de errores y gazapos, ante un texto que “invitaba a entregarse al placer de la lectura”.
La poeta insistió: “Incluso es un libro que invita a la lectura en voz alta, por su ritmo, por su métrica deliciosa, por su prosa respetuosa, carente de excesos y adornos; pero también por su contenido, polémico, quizás, políticamente incorrecto, pero fuerte en argumentos e informaciones”.
Como muestra leyó un fragmento del ensayo “Moliendo y quemando café”, contenido en la obra. Para ese momento los asistentes comenzaban a degustar la ofrenda patrocinada por la gente de Altos de Río Claro, emprendimiento cafetero del estado Lara.
Bracho tomó la palabra para agradecer al equipo de ALSur/Senzala por el trabajo realizado, y en particular a Dannybal Reyes, quien junto a otros entrañables amigos, lo habrían impulsado a publicar unos escritos con vocación íntima y oral, “fruto de conversaciones con amigos al calor de un buen café”.
El diplomático y musicólogo se confesó filosóficamente epicureano, “un amante de la buena conversación entre amigos y del placer razonable, comedido”. Aseguró que sus escritos tendrían por objeto el planteamiento de “un mar de incertidumbres y dudas razonadas”, además de constituirse en una celebración de la vida que invocó a través de la palabra de Montejo:
La tierra giró musicalmente
llevándonos a bordo;
no cesó de girar un solo instante,
como si tanto amor, tanto milagro
sólo fuera un adagio hace mucho ya escrito
entre las partituras del Simposio.
Para cerrar el evento tocó el turno al placer melómano de la mano y voz del cantautor, pianista, arreglista y compositor Leonel Ruiz. Contó con el acompañamiento de la cantante Nathaly Pérez y del mismo José Bracho, quien se animó a cantar un par de temas.
Tras el bautizo formal del libro los invitados celebraron con un brindis.