Sobre La invasión y otros breves movimientos
Abrí el libro con expectativa porque no sabía que Juan escribía. Sabía que era editor y que disfrutaba de la mala costumbre de leer, pero de que podía hilar un discurso él mismo, pues no; además, en los últimos años se ha dedicado de lleno a la política, que bastante tiempo le ocupa. Pero fue fácil que me ganara la historia del primer cuento, que trata sobre una persecución asfixiante, en la que uno empieza a desear que el personaje, ese, el perseguido, sin saber las razones de su huida, logre escapar.
En pocos minutos ya estaba en el mundo del libro, y cuando nos adentramos de lleno en una historia o en un texto y nos olvidamos de quién lo escribió, es posible que no racionalicemos que, en ese momento, la obra, sea lo que sea que diga en el estilo o género que sea, ya es una construcción que cobró vida, que ya no necesita del autor, que termina desapareciendo de la escena, borrándose por la preeminencia de cada cuento.
Ganado por la manera en la que se entretejen las historias del libro, me reconocí sumergido en una serie de micromundos completos en sí mismos. Estas breves narraciones se me antojan como habitaciones de una casa en la que cada una tiene su propia decoración, sus propios colores y sus propias significaciones. El estilo narrativo, a ratos, revive y se muestra como una pieza que viene a continuar consolidando nuestra narrativa latinoamericana, tan Pedro Páramo, tan realismo mágico, tan directa en la tristeza que cuenta, o en los sentimientos contrarios en otros momentos de las narraciones, siempre identificándose a mansalva con la cotidianidad de todos, con esa forma de ser uno mismo embajador del sur, conscientísimos de saber que, aunque es ficción, en nuestro país no existe mucha diferencia entre la fantasía y la realidad, por cuanto ambas se complementan.
En los cinco movimientos hay una variedad importante de cambios a nivel de la construcción o del cómo, pieza por pieza, se crea un mundo de voces, de formas narrativas, de contenidos. Como una composición musical, estos cambios terminan afianzando la multiplicidad de temas que se muestran en las representaciones de sus personajes: amor, dolor, rabia, hambre e incluso esos terrenos en los cuales nos ubicamos como espectadores y, a la vez, partícipes de un mundo que gira al ritmo de quien lo vive, desde su propia experiencia.
Y, para la cereza del pastel, el libro es editado por Zenzala Editores, que viene consolidando su posición rebelde de hacer del libro no solo un objeto necesario, portador de información, sino un libro impactante, un libro-arte, una excusa para la belleza y para lo especial que mezcla una obra narrativa que definitivamente sonará en la memoria de los lectores, y además será un deleite para quienes amamos los libros.
Sin dudarlo, este libro es una promesa de disfrute; se recomienda abrir una botella de vino, buscar ese lugar en el que cerramos nuestra vida y nos vamos de viaje a sitios conocidos o por los caminos por los que el texto nos guía, a morirnos de amor, de cansancio, de bala o hambruna, a vender libros que nadie compra, o simplemente a ser testigos del nacimiento de otra obra narrativa que, sin duda, será parte de nuestras lecturas del mundo, del otro y de nosotros mismos.