La Kuentonáutica, una experiencia para leer el mundo

Por: Giordana García Sojo

Jugando fluye el espíritu creador del lenguaje constantemente de lo material a lo pensado. Tras cada expresión de algo abstracto hay una metáfora y tras ella un juego de palabras. Así, la humanidad se crea constantemente su expresión de la existencia, un segundo mundo inventado, junto al mundo de la naturaleza.

Johan Huizinga

Homo ludens

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Porque siempre hay un niño que pregunta: ¿Cómo se inventan las historias?, pregunta que merece siempre una respuesta honesta.

Gianni Rodari

Gramática de la fantasía

 

Nuestra cotidianidad está repleta de cuentos, historias, relatos. Siempre estamos contando algo o escuchando los cuentos de otros. Contamos y nos cuentan, directamente o a través de diversos medios. Pero parafraseando al niño de Rodari: ¿cuál es la esencia del contar?  Las buenas historias están atravesadas de técnicas y emociones que requieren atención especial, pero que no dejan de ser accesibles y cotidianas. Esto lo saben bien los creadores de La Kuentonáutica, una experiencia de promoción, mediación y “encantamiento” de lectura, que convierte el acto más sencillo de contar en una nave de alta propulsión.

La Kuentonáutica es un emprendimiento familiar independiente y autogestivo instalado hoy en el estado Mérida desde donde impulsa actividades itinerantes por todo el país. Javier Guédez y Eddiguer Guerrero (junto con sus hijos Liana y Kohan) son los artífices de este taller o “inventadero” de estrategias participativas y lúdicas para hacer de la lectura y la escritura actos liberadores y accesibles para las mayorías.

Desde una perspectiva de aprendizaje mutuo y retroalimentación de saberes, La Kuentonáutica ha trabajado con ciudadanos en situación de calle, personas con discapacidad y diversidad funcional, refugios, universidades, psiquiátricos, centros penitenciarios y hospitales, así como en escuelas, centros culturales, ferias del libro, canchas y plazas públicas.

Sin embargo, para Javier Guédez el público favorito y el “más desafiante” es el que conforman los niños y niñas pues “exige mucha reflexión, nuevas ideas y la acción directa como mejor ejemplo para generar conocimiento que trasciendan las buenas intenciones”.

El desafío de la imaginación

Para Javier, La Kuentonáutica es un collage de detonantes creativos: psicomagia, chamanismo, dadaísmo, cut-up, clowngramática de la fantasía y, sobre todo, mucha imaginación e inventiva para no congelar ninguna metodología y aprovechar bien las serendipias y los descubrimientos que vayan apareciendo en cada experiencia. Gimnasio de la imaginación, La Kuentonáutica ha funcionado como un laboratorio de ideas para no domesticar la práctica lectora –como suele hacer la enseñanza escolar– sino para liberarla y hacerla estallar en posibilidades creativas.

Efímeros del parque, la metáfora escupefuegos, los versos de 10 cabezas, sanapalabra, yincana literaria, planetario literario, el libro invisible y la escrituroflexia, kuentos coreografiados, quebrantahuesos públicos de poesía instantánea, Kuentosaurio y Kuentonauta, la alquimia de los poechizos, la literatura contorsionista, ceremonia del kuento son algunas de las anti-técnicas de encantamiento de lectura que los tripulantes pueden experimentar en una jornada kuentonáutica.

“La fantasía sirve para explorar la realidad” nos dice Javier y nos regala cuatro binomios fantásticos que afirma funcionan de maravilla en el arte de embrujar a la gente a través de la palabra y el juego, no sin acotar “aunque también tenemos el placer de equivocarnos por supuesto”:

⇒Imaginación y experimentación.

⇒Conocimiento y desmitificación.

⇒Sutileza y disciplina.

⇒Empatía y desprendimiento.

La clave está en la amplitud perceptiva que pueda estimular cada ejercicio kuentonáutico: leer el mundo para adentrarnos en la palabra que lo nombra y viceversa, afinar todos los sentidos para conectar lo invisible con las cosas tangibles y sus nombres, y continua Javier:

“Eso es lo que intentamos en La Kuentonáutica, activar estados de percepción, generar nuestros propios lenguajes de programación, porque la descripción del mundo que nos hacemos se convierte en el mundo que percibimos. Con la lectura logramos reunir al mundo, mantener el sentimiento de continuidad y construcción, en fin, la felicidad nos queda más cerca, aunque lloremos, y ese es un juego muy serio”.

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“Una serendipia es un hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental o causal, o cuando se está buscando una cosa distinta”.
El binomio fantástico es una técnica muy utilizada por la Kuentonáutica. Fue inventada por el “pedagogo de la imaginación” Gianni Rodari y consiste en la unión generalmente al azar de dos palabras de distinto orden semántico, y en la formación de infinitas combinaciones entre ellas con la ayuda de preposiciones y otros complementos.

La casa

Desde 2015, en el sector Bella Vista en El Valle de Mérida, se puede visitar la Casa de La Kuentonáutica, un espacio de lectura y juego que disfrutan niños, niñas, padres y madres de las comunidades de El Valle y La Culata, aunque también está abierta para todo aquel que se acerque con ánimo de intercambiar trabalenguas o simplemente leer.

Al entrar encontramos una sala repleta de libros y juguetes, una gran mesa de madera y la calidez de Javier y Eddiguer que, en medio del frío del páramo merideño, logran calentar corazones y mentes contando cuentos y prodigando abrazos. La casa Kuentonáutica es la ludoteca más alta de Venezuela, y cuenta con una colección maravillosa de libros ilustrados en todos los formatos, allí podemos encontrar desde Vida privada de las muñecas de trapo de Aquiles Nazoa hasta las más bellas obras de arte de Rebeca Dautremer.

La idea de abrir su casa al público nació de la necesidad de generar un espacio de intercambio lúdico que beneficiase en principio los lazos de solidaridad y comunidad de los habitantes de la zona pero que permitiera también un espacio de anclaje promisorio para La Kuentonáutica, donde cualquiera pueda adentrarse, al menos por un rato, a esta extraordinaria experiencia.

Javier aclara que la idea de abrir la casa transformó por completo su relación con ella y la cotidianidad en ella, buscando “dejar de concebir la casa como un patrón políticamente correcto, distribuido en sala, comedor cocina, baños, etc., y tentarnos a transformarla en un verdadero parque de cuentos donde viven personas y convertirla en un proyecto de vida del cual no podríamos escapar tan fácilmente”.

 Del Sombrero de la Ñ al Spot

Las raíces de La Kuentonáutica se enlazan en el año 2012 cuando desde el Instituto de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, Javier diseñó el Programa Nacional de Lectura El Sombrero de la Ñ que lo llevó a transitar regiones de toda Venezuela para organizar comunidades lectoras. Los talleres que dentro de este programa se dirigieron a formar brigadas de promotores y mediadores de lectura en los sectores populares se llamaron La Kuentonáutica.

Una experiencia que marcó el destino del proyecto fue la convivencia durante más de un mes con los niños y niñas de Punta Arena, en el estado Sucre. Allí desarrollaron el taller “Volver a pasar por el corazón”, donde levantaron 5 libros a puño y letra de los participantes, reconstruyendo la memoria histórica de la localidad. Bien vale la cita larga y sentida de Javier acerca de aquella jornada inolvidable:

“Nunca olvidaremos cómo luego de un recorrido diagnóstico, junto a los niños y niñas del lugar, llegamos a la casa del abuelo mayor de la localidad, quien tuvo la disposición de recibirnos, sentarnos en media luna, mientras tejía su atarraya frente al mar, para contarnos como en otras épocas, llegaban tintoreras (tiburones ballena) de más de 6 mil kilos, tan grandes que se podía construir un pueblo sobre ellas, tan grandes que se tragaban embarcaciones enteras. Era la primera vez que los niños escuchaban esa historia, después de ese momento, la tintorera inundó nuestras vidas para siempre. Luego la llevamos a los libros artesanales, al mural de la escuela y hasta al nombre de la nueva biblioteca, que a partir de ese momento se llamó: La Tintoletra”.

Durante 2012 y 2013 Javier y Eddiguer continuaron de cabeza trabajando con el Programa Nacional de Lectura El Sombrero de la Ñ, recorriendo el país como “pregoneros de los libros”, entregando dotaciones, formando jóvenes, contando cuentos y tejiendo lazos afectivos. Por ese trabajo ganaron el galardón del Premio Nacional del Libro en su octava edición, en la categoría Experiencia en promoción del libro y la lectura que otorga el Centro Nacional del Libro (Cenal).

En el año 2014, deciden hacerse independientes y lanzan La Kuentonáutica como experiencia familiar en alianza permanente con otros colectivos culturales, bibliotecas, librerías, cafés, teatros, instituciones, organizaciones y comunidades.

A la luz de 2018, el nuevo desafío para La Kuentonáutica se encuentra en el centro de la ciudad de Mérida, específicamente en el Núcleo de Producción Cultural El Spot, dentro del parque Albarregas, donde se gesta un espacio multidisciplinario que reúne un estudio de grabación, parque de patinetas, laboratorio de proyectos audiovisuales, café cultural, disciplinas deportivas extremas, cancha múltiple y la ludoteca La Kuentonáutica.

El objetivo final de este espacio es convertirse en un parque cultural autogestionado que dé cabida a la diversidad de expresiones de la cultura de la región, con amplitud intergeneracional y amplificando la articulación en redes, movimientos, emprendimientos, comunidades, fundaciones y asociaciones de otro tipo que aporten al tejido social y cultural de la ciudad de Mérida.

La Kuentonáutica rehúye el estancamiento, y en un ejercicio de perseverancia ejemplar, sigue su marcha de la mejor manera posible: haciendo alianzas, buscando otras experiencias que puedan articular y retroalimentar la propia y especialmente, profundizando su compromiso con lo que los conforma: “En los tiempos más difíciles es donde asumimos un compromiso mayor, porque la lectura siempre produce sentido, elabora un espíritu crítico y es una gran puerta hacia el otro. Estamos seguros de que la lectura del mundo en todas sus dimensiones repara”.

El optimismo de Javier es contagioso y deja huella. Como buen navegante sabe escudriñar el horizonte para sentir el viento provechoso, aunque el cielo persista en su borrasca. En momentos en que el monotema cotidiano es la subida de los precios a ritmos absurdos o la latente guerra mundial que amenaza cada vez con menos titubeos, escuchar y participar de experiencias como La Kuentonáutica deja una renovada esperanza en la creatividad y la lectura como medios cotidianos para estar más cerca unos de otros y seguir construyendo un país diverso y prodigioso.

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Para seguir, saber más y contactar a La Kuentonáutica: 
@lakuentonautica, FB La Kuentonáutica y Javier Guédez o Eddiguer Guerrero, correo electrónico: guedezjavier@gmail.com o lakuentonautica@gmail.com

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Bonus track

Consejos para madres, padres, maestros o encantadorxs de lectura:

⇒Hay que dejarse atrapar por los relatos, escritos en libros o no. Lo más importante es que luego no quieran desprenderse de ellos. Establecer esta conexión emocional es vital para el resto del camino. La vida es cuento.

⇒La lectura en voz alta es una danza narrativa, llena de texturas e intenciones. Es un fuego que enciende, y si la chispa se mantiene viva traerá consigo buena disposición de los imaginarios para cualquier área de aprendizaje. Disciplina.

⇒Jugar con conciencia y programación genera ritmos favorables, es el primer oficio que reconocemos, esa simbología contribuye a mover emociones para despertar interés, curiosidad, el gran guardián del aprendizaje.

⇒Aprender es cambiar, y no termina nunca.

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Efímeros del parque / Bondades de la Kuentonáutica / Ping-pong de La Kuentonáutika
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Javier Guédez: “Se trata de una serendipia de pequeño formato, que revela brevísimos ensamblajes de fisonomías fortuitas, creados a partir de ofrendas orgánicas y objetuales que habitan en la cotidianidad sin mayores obligaciones creativas, ni intenciones ocultas. Los efímeros del parque estallan sólos como un meteoro, sin anunciarse; su pulsión inminentemente transformable y descarnada de toda propiedad los hace acreedores de ser todo y nada, como todo, razón por la que se trazan como una propuesta accidentada, mutante y fugaz. Fotografiados desde un teléfono móvil”.

Fuente: Desafíos, mayo 4, 2018.